La biblioteca de Alejandría es considerada una de las mayores pérdidas culturales de la humanidad, con cientos de millones de tomos sobre ciencias y humanidades, es incalculable el atraso que le ocasionó a la raza humana la pérdida de este increíble reservorio de conocimiento. Pero no es la única, los historiadores creen que hubo otra mega biblioteca que se perdió en la historia.
Nos remontamos a Rusia, al año 1472, donde nace la leyenda de la Biblioteca Dorada, o la Colección de Iván IV, El Terrible. Y digo leyenda, porque la búsqueda de la Biblioteca Dorada aún continúa, con más tropiezos que avances. Esto ha logrado que muchos crean que se trata solamente de un mito, aunque podría haber algo de realidad en esta ficción.
Iván III, el abuelo de El Terrible, contrajo nupcias con la princesa Sofía Paleóloga, la última princesa de Constantinopla y el final remanente del Imperio Bizantino. Ambos compartían un amor casi feroz por la lectura y eran coleccionistas notables. La colección de la princesa se agregó a la del Zar ruso. Se estima que en esta colección habría habido libros procedentes de las bibliotecas de Bagdad y Alejandría.
El padre de Iván el Terrible, Basilio III, hizo llevar a varios monjes de diferentes partes del mundo, a corregir los textos religiosos en esta biblioteca, entre ellos el monje Michail Trivolis, una eminente figura de mucho impacto en la cultura rusa. La biblioteca finalmente pasó a manos de Ivan IV, pero aquí es donde se pierde el rastro histórico de la misma.
Sofía Paleóloga habría pedido al arquitecto italiano Aristóteles Fiorovanti la construcción de una lujosa bóveda bajo el Kremlin, en la que pudiera almacenarse la colección de libros que tenía con su nuevo esposo. Esto se puede comprobar con cartas del año 1474, conservadas por el mismo Fiovoranti, pero no reza en sus bitácoras si tal obra fue construida.
Más tarde, en la biografía del monje Trivolis, también llamado Máximo El Sabio, se menciona la visita a esta enorme bóveda en la que el monje de declaró a Basilio III que ni en Grecia había visto tantos manuscritos griegos como los que tenía en su biblioteca. Finalmente, un oficial del ejército ruso en el siglo XVIII encontró la bóveda llena de libros bajo el Kremlin, pero al reportarle esto a la Zarina Romanov, esta le ordenó, so pena de muerte, no mencionara esto a nadie, y se prohibió el acceso a las catacumbas del Kremlin.
Por más de 500 años este misterio ha permanecido abierto. La última referencia de esta biblioteca es detallada en el diario de este oficial ruso. Nadie la ha podido encontrar, pero hay demasiados indicios para descartarlo como falso, si la hallásemos, sería el descubrimiento del siglo, ¿Existirá esta biblioteca? ¿Podremos encontrarla?
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Nos remontamos a Rusia, al año 1472, donde nace la leyenda de la Biblioteca Dorada, o la Colección de Iván IV, El Terrible. Y digo leyenda, porque la búsqueda de la Biblioteca Dorada aún continúa, con más tropiezos que avances. Esto ha logrado que muchos crean que se trata solamente de un mito, aunque podría haber algo de realidad en esta ficción.
Ejemplares de la colección de Iván III |
La leyenda
Iván III, el abuelo de El Terrible, contrajo nupcias con la princesa Sofía Paleóloga, la última princesa de Constantinopla y el final remanente del Imperio Bizantino. Ambos compartían un amor casi feroz por la lectura y eran coleccionistas notables. La colección de la princesa se agregó a la del Zar ruso. Se estima que en esta colección habría habido libros procedentes de las bibliotecas de Bagdad y Alejandría.
Biblioteca Nacional en Moscú |
El padre de Iván el Terrible, Basilio III, hizo llevar a varios monjes de diferentes partes del mundo, a corregir los textos religiosos en esta biblioteca, entre ellos el monje Michail Trivolis, una eminente figura de mucho impacto en la cultura rusa. La biblioteca finalmente pasó a manos de Ivan IV, pero aquí es donde se pierde el rastro histórico de la misma.
La búsqueda
Sofía Paleóloga habría pedido al arquitecto italiano Aristóteles Fiorovanti la construcción de una lujosa bóveda bajo el Kremlin, en la que pudiera almacenarse la colección de libros que tenía con su nuevo esposo. Esto se puede comprobar con cartas del año 1474, conservadas por el mismo Fiovoranti, pero no reza en sus bitácoras si tal obra fue construida.
Ilustración de un supuesto inventario a la Biblioteca Dorada |
Más tarde, en la biografía del monje Trivolis, también llamado Máximo El Sabio, se menciona la visita a esta enorme bóveda en la que el monje de declaró a Basilio III que ni en Grecia había visto tantos manuscritos griegos como los que tenía en su biblioteca. Finalmente, un oficial del ejército ruso en el siglo XVIII encontró la bóveda llena de libros bajo el Kremlin, pero al reportarle esto a la Zarina Romanov, esta le ordenó, so pena de muerte, no mencionara esto a nadie, y se prohibió el acceso a las catacumbas del Kremlin.
Por más de 500 años este misterio ha permanecido abierto. La última referencia de esta biblioteca es detallada en el diario de este oficial ruso. Nadie la ha podido encontrar, pero hay demasiados indicios para descartarlo como falso, si la hallásemos, sería el descubrimiento del siglo, ¿Existirá esta biblioteca? ¿Podremos encontrarla?
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Foto Por Cortesía:taringa.net
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