Nada como una buena historia de misterio en la que se termina revelando, justo al final, el acertijo completo de la historia, dejando a todos con esa sensación de que aquello era “tan obvio” pero en su momento fue todo un enigma, algo tan incomprensible que nadie creía que habría una solución.
Este es el caso de las Piedras Errantes en Playa Racetrack, Death Valley, Estados Unidos. Playa Racetrack es un lago seco hace miles de años, en el que se había observado desde hacía décadas que las piedras en ese lugar se movían por su cuenta, el misterio parecía ser insondable, hasta el día que Richard Norris llegó a Playa Racetrack.
Norris llegó con un equipo del Scripps Institution of Oceanography y se preparó para realizar un experimento que quizás le tomaría una década entera. En otras palabras, los científicos iban listos para pasar diez años de sus vidas observando las piedras, no suena como algo muy interesante, pero así es.
Implantando GPS en una docena de piedras, usando cámaras de ultra alta definición y monitores meteorológicos de ultima generación para cada piedra individual, Norris esperaba captar suficientes datos en el transcurso de un largo periodo de tiempo, que le permitiera ver porque se movían las piedras, a sabiendas de que estas no se mueven a una velocidad muy alta, y que no ocurre muy a menudo.
El hallazgo ocurrió, sin embargo, un par de meses después de iniciada la investigación, en invierno. El motivo del movimiento era el hielo. ¿Hielo en el Valle de la Muerte? Ciertamente es uno de los desiertos más secos del mundo, pero aún aquí hay agua, agua que puede volverse hielo. Resulta que para que el hielo mueva las rocas en Playa Racetrack hace falta un conjunto de circunstancias muy inusuales, pero que ocurren eventualmente.
Así es como funciona, según los hallazgos de Norris: el agua acumulada en el suelo debe de poder condensarse en una capa de hielo muy fina, de apenas 3 milímetros de espesor, lo suficientemente grande como para atrapar a las piedras, pero lo suficientemente frágil como para romperse en las primeras horas del alba.
El hielo que se rompe empieza a desplazar a las rocas, venciendo la fricción del suelo, mientras que el sol derrite el hielo fino, el viendo es capaz de deslizar las rocas a una velocidad muy baja, de entre 3 a 5 metros por minuto, en la dirección que sople el viento.
El resultado es asombroso, 60 rocas que se movieron hasta 224 metros, dejando curiosas marcas en el suelo que despertaron la imaginación y el asombro de muchos desde 1940. Allí lo tienen, la ciencia vuelve a ganar, ¿Qué otros mitos hay allí afuera esperando a que los descubramos? Comenta y comparte
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Este es el caso de las Piedras Errantes en Playa Racetrack, Death Valley, Estados Unidos. Playa Racetrack es un lago seco hace miles de años, en el que se había observado desde hacía décadas que las piedras en ese lugar se movían por su cuenta, el misterio parecía ser insondable, hasta el día que Richard Norris llegó a Playa Racetrack.
Las piedras de Playa Racetrack |
Mirando piedras
Norris llegó con un equipo del Scripps Institution of Oceanography y se preparó para realizar un experimento que quizás le tomaría una década entera. En otras palabras, los científicos iban listos para pasar diez años de sus vidas observando las piedras, no suena como algo muy interesante, pero así es.
Se usaron sensores de ultima generación |
Implantando GPS en una docena de piedras, usando cámaras de ultra alta definición y monitores meteorológicos de ultima generación para cada piedra individual, Norris esperaba captar suficientes datos en el transcurso de un largo periodo de tiempo, que le permitiera ver porque se movían las piedras, a sabiendas de que estas no se mueven a una velocidad muy alta, y que no ocurre muy a menudo.
Hielo y agua
El hallazgo ocurrió, sin embargo, un par de meses después de iniciada la investigación, en invierno. El motivo del movimiento era el hielo. ¿Hielo en el Valle de la Muerte? Ciertamente es uno de los desiertos más secos del mundo, pero aún aquí hay agua, agua que puede volverse hielo. Resulta que para que el hielo mueva las rocas en Playa Racetrack hace falta un conjunto de circunstancias muy inusuales, pero que ocurren eventualmente.
Marcas dejadas por las piedras al moverse |
Así es como funciona, según los hallazgos de Norris: el agua acumulada en el suelo debe de poder condensarse en una capa de hielo muy fina, de apenas 3 milímetros de espesor, lo suficientemente grande como para atrapar a las piedras, pero lo suficientemente frágil como para romperse en las primeras horas del alba.
El hielo que se rompe empieza a desplazar a las rocas, venciendo la fricción del suelo, mientras que el sol derrite el hielo fino, el viendo es capaz de deslizar las rocas a una velocidad muy baja, de entre 3 a 5 metros por minuto, en la dirección que sople el viento.
El resultado es asombroso, 60 rocas que se movieron hasta 224 metros, dejando curiosas marcas en el suelo que despertaron la imaginación y el asombro de muchos desde 1940. Allí lo tienen, la ciencia vuelve a ganar, ¿Qué otros mitos hay allí afuera esperando a que los descubramos? Comenta y comparte
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