La basura electrónica es uno de los problemas ambientales más complejos, porque los desechos de aparatos, componentes y accesorios tecnológicos e informáticos generan la acumulación de sustancias fuertemente nocivas para el suelo y el agua, sobretodo debido a la presencia de metales peligrosos.
El crecimiento de las ciudades, la cultura del “usar y tirar” y el incremento en la cantidad de artefactos electrónicos que empleamos a diario dificulta aún más la gestión de ese tipo de residuos.
Basura electrónica |
Los datos son alarmantes: durante 2013, la producción global de residuos electrónicos se ubicó en 50 millones de toneladas y, para 2017, los expertos prevén que ese número alcance los 65,4 millones de toneladas. En consecuencia, todo indica que la basura electrónica seguirá incrementándose, como así también su impacto sobre el ambiente.
El gran problema es que el nivel de residuos producidos por los países industrializados no deja de crecer y que, al mismo tiempo, las naciones emergentes como Brasil, China o India han multiplicado su generación. De esta forma, resulta urgente hallar una solución porque la presencia de materiales como el bromo, el cadmio o el mercurio en estos desechos es altamente perjudicial para el ambiente.
LA BASURA ELECTRÓNICA Y UN CAMBIO VITAL
¿Qué puede hacerse para superar este inconveniente? Por un lado, es imprescindible que la innovación tecnológica se enfoque en desarrollar nuevos materiales y componentes para usar en los equipos informáticos y aparatos electrónicos, que sean menos contaminantes y perjudiciales. Por otro lado, la reducción del tamaño de los aparatos es otra medida interesante, porque genera una disminución en la concentración de basura electrónica.
El reciclaje de basura electrónica es otra excelente posibilidad para el cambio. Diversas empresas y ONG´s se dedican a recibir desechos informáticos o a buscarlos por su propia cuenta en una nueva actividad denominada minería urbana, clasificando lo obtenido y recuperando un porcentaje importante de la chatarra, que puede posteriormente reutilizarse. Se extraen además los metales y compuestos que forman parte de los equipos.
BASURA ELECTRÓNICA: EL CAMBIO INTERNO
Otro aspecto vital es un cambio de conciencia. La organización ambiental Greenpeace ha indicado que los estudios confirman que el volumen de los residuos o chatarra electrónica crece año tras año en una magnitud tres veces mayor a la registrada en los residuos en general. Esto se encuentra directamente relacionado con el aumento en la frecuencia con la cual desechamos nuestros aparatos para adquirir otros.
Debemos analizar nuestras conductas y entender que este consumismo desenfrenado no puede sostenerse en el tiempo, si queremos que el planeta continúe manteniendo patrones lógicos de sostenibilidad ambiental. ¿Realmente precisamos cambios tan rápidos de nuestros artefactos que incrementan la basura electrónica o se trata del seguimiento ciego de un sistema que estimula permanentemente la rueda de consumir más y más?
COPYRIGHT © PABLO JAVIER PIACENTE / Foto Por Cortesía: globedia.com
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