La escena es conocida y agria de recordar, estamos en una alberca o en la playa, de vacaciones con la familia, terminamos un delicioso almuerzo y nos disponemos a volver a nadar, cuando se nos impide que entremos al agua.
Esta, junto con muchas otras falacias, se nos implantó durante años, a nuestros padres se les enseñó así y quizá también a los padres de sus padres, es algo tan arraigado que se pierde su origen. Pero la ciencia tiene algo muy distinto que decir al respecto.
Pues resulta que la ciencia ha comprobado a través de diversos estudios que comer, incluso en exceso, no te impide nadar. Y que no provoca mortales calambres abdominales el darte un chapuzón después de una opípara comida.
Según los experimentos – sí, agarraron a cien personas, les dieron cantidades industriales de comida y luego las metieron en una piscina – no importa la cantidad ingerida de alimentos ni la intensidad del ejercicio, a no ser que se intente cruzar a nado el Canal de La Mancha.
Esta falacia tiene sus orígenes en la primera mitad del siglo XX, cuando científicos del deporte se percataron de que comer en exceso dificultaba grandemente el desempeño de los corredores olímpicos. En cada caso se producían calambres abdominales durante el ejercicio seguido de una comida excesiva.
Por otro lado se constató que correr no es tan físicamente demandante como nadar, así que se conectaron ambas cosas, si comer hacia que correr fuera difícil, nadar sería casi imposible. Lo de los calambres seguramente fue agregado mientras el mito pasaba de bocas científicas a ser pronunciado por preocupados padres de familia. Lo que sí es letal es beber alcohol y luego zambullirse bajo el agua, unas 700 personas alrededor del mundo dejan de existir así cada año. ¿Te animas a darte un chapuzón después de almorzar? Comenta y comparte.
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Esta, junto con muchas otras falacias, se nos implantó durante años, a nuestros padres se les enseñó así y quizá también a los padres de sus padres, es algo tan arraigado que se pierde su origen. Pero la ciencia tiene algo muy distinto que decir al respecto.
¿Es posible que hayamos podido nadar justo después de comer? |
Resulta que si podías
Pues resulta que la ciencia ha comprobado a través de diversos estudios que comer, incluso en exceso, no te impide nadar. Y que no provoca mortales calambres abdominales el darte un chapuzón después de una opípara comida.
El esfuerzo de nadar no interfiere con la digestión |
Según los experimentos – sí, agarraron a cien personas, les dieron cantidades industriales de comida y luego las metieron en una piscina – no importa la cantidad ingerida de alimentos ni la intensidad del ejercicio, a no ser que se intente cruzar a nado el Canal de La Mancha.
Donde nace el mito
Esta falacia tiene sus orígenes en la primera mitad del siglo XX, cuando científicos del deporte se percataron de que comer en exceso dificultaba grandemente el desempeño de los corredores olímpicos. En cada caso se producían calambres abdominales durante el ejercicio seguido de una comida excesiva.
Los experimentos comprobaron que es seguro nadar después de ingerir alimentos |
Por otro lado se constató que correr no es tan físicamente demandante como nadar, así que se conectaron ambas cosas, si comer hacia que correr fuera difícil, nadar sería casi imposible. Lo de los calambres seguramente fue agregado mientras el mito pasaba de bocas científicas a ser pronunciado por preocupados padres de familia. Lo que sí es letal es beber alcohol y luego zambullirse bajo el agua, unas 700 personas alrededor del mundo dejan de existir así cada año. ¿Te animas a darte un chapuzón después de almorzar? Comenta y comparte.
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COPYRIGHT © Erik LeFantome
Foto Por Cortesía:taringa.net
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