Según los últimos datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera llegó a su récord histórico durante abril pasado. Así lo demuestran las mediciones realizadas por distintas estaciones de vigilancia atmosférica, distribuidas por todo el planeta.
La superación del límite de las 400 partes por millón (ppm) de CO2 en el hemisferio norte marca que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen incrementándose.
Lo más preocupante es que además de los niveles históricos que se han registrado en el hemisferio norte, superando el tope de las 400 ppm, los expertos prevén que la media anual de concentración de dióxido de carbono sea todavía mayor para 2015 ó 2016. No existen indicios para pensar que la situación pueda revertirse en el corto y mediano plazo.
La propia Organización Meteorológica Mundial ha concluido en un comunicado que las evidencias científicas son cada vez más fuertes en cuanto al impacto de los combustibles fósiles y las actividades industriales en el incremento permanente de los gases de efecto invernadero.
Los datos fueron obtenidos en las estaciones que componen la red de Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG), de la OMM. Centros ubicados en España, Japón o Cabo Verde, entre otros, detectaron en marzo y abril de este año una concentración de dióxido de carbono en la atmósfera por encima de las 400 ppm. Y la estación localizada en Mauna Loa (Hawai), reportó 401,3 ppm en abril según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, según las siglas en inglés).
¿Qué más necesitamos para despertar? ¿Por qué los gobiernos –e incluso la mayor parte de la población- siguen preocupándose únicamente por el crecimiento de la actividad energética e industrial o por la situación económica y no por un reemplazo cada vez mayor de las metodologías contaminantes por otras amigables con el ambiente?
Nadie puede discutir la importancia del desarrollo social y económico, pero de poco nos servirá el mismo si conlleva la destrucción del equilibrio ambiental, ya no solamente para las futuras generaciones sino incluso para las actuales. La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera y su aumento es uno de tantos indicadores que están encendiendo una alarma. Nos quedan pocas posibilidades más para escucharla y actuar.
COPYRIGHT © PABLO JAVIER PIACENTE / Foto Por Cortesía: Wikipedia.
La superación del límite de las 400 partes por millón (ppm) de CO2 en el hemisferio norte marca que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen incrementándose.
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| Concentración de dióxido de carbono |
Aparentemente la gran cantidad de cumbres, foros y eventos internacionales relacionados con la protección del ambiente y el desarrollo sustentable no están siendo para nada efectivos. Para decirlo claramente, están sirviendo muy poco. El cambio de mentalidad que se requiere de los gobiernos, las empresas y la población en general para evitar un desastre global brilla por su ausencia. Mientras tanto, el planeta sigue dando sus advertencias para quien quiera escuchar.
La incidencia de la actividad humana en el constante incremento de los gases de efecto invernadero ya no puede seguir considerándose un tema menor, o dejándose para más adelante porque se trata de un “problema futuro”. La OMM ha indicado que el aumento en la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera es constante, siendo específicamente de más de un 141% entre la época previa a la Revolución Industrial y la actualidad.
La incidencia de la actividad humana en el constante incremento de los gases de efecto invernadero ya no puede seguir considerándose un tema menor, o dejándose para más adelante porque se trata de un “problema futuro”. La OMM ha indicado que el aumento en la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera es constante, siendo específicamente de más de un 141% entre la época previa a la Revolución Industrial y la actualidad.
CONCENTRACIÓN DE DIÓXIDO DE CARBONO: CIFRAS CONTUNDENTES
Lo más preocupante es que además de los niveles históricos que se han registrado en el hemisferio norte, superando el tope de las 400 ppm, los expertos prevén que la media anual de concentración de dióxido de carbono sea todavía mayor para 2015 ó 2016. No existen indicios para pensar que la situación pueda revertirse en el corto y mediano plazo.
La propia Organización Meteorológica Mundial ha concluido en un comunicado que las evidencias científicas son cada vez más fuertes en cuanto al impacto de los combustibles fósiles y las actividades industriales en el incremento permanente de los gases de efecto invernadero.
Los datos fueron obtenidos en las estaciones que componen la red de Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG), de la OMM. Centros ubicados en España, Japón o Cabo Verde, entre otros, detectaron en marzo y abril de este año una concentración de dióxido de carbono en la atmósfera por encima de las 400 ppm. Y la estación localizada en Mauna Loa (Hawai), reportó 401,3 ppm en abril según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, según las siglas en inglés).
CONCENTRACIÓN DE DIÓXIDO DE CARBONO, UNA ALARMA PARA CAMBIAR
¿Qué más necesitamos para despertar? ¿Por qué los gobiernos –e incluso la mayor parte de la población- siguen preocupándose únicamente por el crecimiento de la actividad energética e industrial o por la situación económica y no por un reemplazo cada vez mayor de las metodologías contaminantes por otras amigables con el ambiente?
Nadie puede discutir la importancia del desarrollo social y económico, pero de poco nos servirá el mismo si conlleva la destrucción del equilibrio ambiental, ya no solamente para las futuras generaciones sino incluso para las actuales. La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera y su aumento es uno de tantos indicadores que están encendiendo una alarma. Nos quedan pocas posibilidades más para escucharla y actuar.
COPYRIGHT © PABLO JAVIER PIACENTE / Foto Por Cortesía: Wikipedia.
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